La izquierda, la prensa y el bloqueo informativo en Maldonado


Dentro del debate ideológico que se da en la izquierda, un punto poco discutido y sin embargo de enorme importancia a la hora de reflexionar acerca del modelo de sociedad que se quiere, es el del papel de la prensa y el del manejo de la información en general.

El tema no es fácil. El Frente Amplio, en lo que tiene que ver con su relación con los medios, ha demostrado en los últimos años una visión peligrosamente simplista y maniquea del problema. La posición de víctima y la actitud de enfrentamiento del líder de la izquierda, Tabaré Vázquez, con prensa y periodistas en general, no es patrimonio exclusivo suyo sino simple reflejo de una concepción imperante en el Encuentro Progresista – Frente Amplio. Para gran parte de sus dirigentes, la prensa es herramienta de las clases dominantes, y por lo tanto, ella en su conjunto es su enemiga. Evidentemente la cuestión no es tan sencilla: a pesar de los dueños de los medios, existen también los periodistas, y el trabajo en una redacción o un estudio de radio o TV es algo más que el seguir órdenes de un patrón. Si bien es cierto, sobre todo en nuestro departamento, que hay un bloqueo informativo en la mayoría de los medios de los temas que incomodan a la Intendencia y al poder en general, ese bloqueo tiene fisuras por todos lados. No solamente porque existen medios independientes como Tribuna Libre o Surmedia, o programas como el de la mañana en Gente FM que no están atados al oficialismo, o periodistas corresponsales de medios nacionales que claramente no aceptan el tradicional papel de cuasi empleados de la intendencia, sino porque aún dentro de la prensa más anodina o simplemente light, se cuelan muchas veces en forma imprevista temas espinosos –la vida los pone sobre la mesa-, pese a los gerentes asustadizos y a los dueños acomodados con el poder de turno.

El caso Carlos Peláez

Pero ni siquiera la pertenencia a medios afines a la izquierda genera mejor relación con la estructura frenteamplista. El caso del periodista Carlos Peláez es muy gráfico. A pesar de ser quien con más vehemencia y meticulosidad ha denunciado y demostrado la corrupción en la Intendencia o en otros ámbitos, la izquierda local lo mira con recelo y la relación entre ambos ha sido frecuentemente mala. Han llegado al extremo, por ejemplo, de invitar a toda la prensa menos a él (corresponsal del único periódico de masas vinculado a la izquierda) a las conferencias de prensa de Tabaré Vázquez. El problema con Peláez es que es independiente como debe serlo un periodista, y cuando ha tenido entre sus manos temas difíciles para el EP-FA no ha tenido ningún problema en volcarlo a sus lectores. En muchos ámbitos todavía impera la idea de que el periodista bueno debe ser implacable con blancos y colorados y mirar para otro lado cuando hay cosas incómodas en la izquierda. Esperar que los periodistas no informen de la interna del EP-FA y se limiten a dar la idílica versión oficialista de la coalición no solamente es una ingenuidad, sino que revela una peligrosa confusión acerca del papel de la prensa. La función del periodista es informar, y su único compromiso es con la verdad y con sus lectores. Eso es lo que debe aprender la izquierda y dejarse de ver enemigos en cada trabajador de la prensa. Y además, en nuestro departamento, un periodista independiente, trabaje donde trabaje y sea cual sea el voto que pone en la urna como ciudadano, es un aliado objetivo e involuntario de la izquierda por el simple hecho de mostrar la realidad.  Peláez ha hecho en los últimos diez o doce años un trabajo más importante, coherente y efectivo, en la denuncia del sistema y de la corrupción en Maldonado que la mayoría de los sectores del EP-FA. Y lo ha hecho no con la ayuda de la izquierda, sino a pesar de ésta.

Quien aspira a una prensa libre tiene que aprender que ésta también lo vigila a él.

El bloqueo informativo

Es cierto que en nuestro departamento, como en el resto del interior y en menor medida en Montevideo, en la mayoría de los medios hay un bloqueo informativo permanente, particularmente en los temas que afectan a la Intendencia, que tiene varias causas. Una de ellas es la concesión arbitraria y profundamente antidemocrática que se ha hecho en los últimos años de las frecuencias de FM. Sólo en nuestro departamento han aparecido en los últimos años más de una docena de nuevas FM, y el origen de todas ellas oscila entre el favor político al correligionario (que se cobra con lealtad) hasta la autoconcesión más o menos encubierta por dirigentes partidarios. Otro motivo es el económico: dado lo pequeño de nuestros mercados y la crisis económica permanente, la publicidad oficial es fundamental para la supervivencia de un medio. La Intendencia premia a sus “amigos” con avisos e ignora olímpicamente a quienes no se acomodan al discurso oficial.

Pero sin embargo no hay un debate en Maldonado sobre estos problemas. Sobre el alquiler de las ondas (que pertenecen a la comunidad) a radios argentinas, contribuyendo intensamente en la adopción de nuestros jóvenes de pautas culturales que no tienen nada que ver con nosotros, sobre la forma en que se debe distribuir la publicidad oficial, sobre la repartija antidemocrática de las frecuencias. Ese debate sólo lo puede plantear la izquierda y es su obligación hacerlo: la ciudadanía debe saber cual será su actitud en todos estos temas cuando llegue al gobierno nacional y la departamental. Porque a pesar de sufrir las consecuencias de estas situaciones, la izquierda, más allá de honrosas excepciones, no discute medidas de fondo para cambiar la situación y democratizar los medios y el acceso de la información. Existe, entonces, un riesgo real de que el acceso del EP-FA al gobierno implique, en tan fundamental tema,  simplemente un cambio de partido pero no de rumbo. Eso sería algo más que un error: cuestionaría las bases mismas de un proyecto alternativo real.

Sin embargo, no todo es negativo. Se están comenzando a dar algunos pasos en la dirección adecuada: a fines del año pasado, en la sede central del Frente Amplio en Montevideo, periodistas frenteamplistas de todo el país convocados por la Comisión de Programa debatieron estos temas y se abrió una etapa de análisis que promete mucho, en la medida que tenga consecuencias reales y concretas.

Pero es hora de poner estos temas sobre la mesa aquì, en Maldonado, es hora de abrir la discusión a la sociedad y obligar a los dirigentes locales a tomar posición y comprometerse con el tema.

Los dueños de la información

Por otro lado, y en lo que tiene que ver con la otra cuestión de fondo –a quien pertenece la información; quien decide en el estado y sobre que bases cuándo cómo y qué se informa- el tema da para varias reflexiones que dejaremos para la semana que viene, con la segunda parte de este artículo.