La izquierda y los blancos en Maldonado: a cara o cruz


La izquierda y los blancos en Maldonado

A cara o cruz

Días clave para Maldonado. Cuando aparece como cercano el momento esperado por varias generaciones, los propios errores de la izquierda amenazan convertir un sueño en una frustración de proporciones históricas.

Los números lo cantan: apenas a seis meses de que el EP-FA bordeara la mayoría absoluta (48 por ciento), y obtuviera 11 puntos de ventaja sobre el Partido Nacional (PN), hoy las encuestas muestran una paridad absoluta entre blancos y frenteamplistas. Según el último sondeo de Cifra difundido, ambas fuerzas comparten el primer lugar con el 46 por ciento. Los colorados, con un 2 por ciento y bajando, se acercan a su desaparición del escenario político local. Otras dos encuestas realizadas por empresas locales muestran resultados casi idénticos.
¿Por qué la izquierda pierde dos puntos respecto a la elección de octubre mientras su rival crece con fuerza? Por muchos factores. Algunos internos (exceso de triunfalismo, el permanente enfrentamiento entre los dos principales sublemas, errores en el desarrollo de la campaña); otros atribuíbles al gobierno central (contradicciones en temas vitales para el departamento como la reforma del agua y la seguridad, muy explotados por los blancos); y la persistencia del complicado tema de las excepciones edilicias y las fuentes de trabajo, que aunque ha perdido algo de fuerza, sigue siendo utilizado hasta el cansancio. También juega su papel una efectiva campaña del PN apoyada en un demoledor despliegue de recursos económicos. Hay que recordar, además, que Enrique Antía no es Tabaré Hackenbruch, y a pesar del clientelismo y las abundantes zonas oscuras en este gobierno, la administración de Maldonado no genera los niveles de rechazo que tiene la de Canelones.
Por otra parte, en la batalla decisiva por los votos colorados, ya se puede decir que los blancos han ganado abiertamente. Aunque el EP-FA, y en particular Darío Pérez, lograron el concurso de algunas figuras coloradas de peso, el grueso de los dirigentes y su electorado ha sido conquistado por Antía.
La captura de los indecisos es otro cantar, porque los investigadores ya han advertido que no tienen el perfil típico de los votantes tradicionales. Pero enfrentar a un contrario que remonta una goleada y llega al empate faltando diez minutos de partido pone nervioso a cualquiera.

CONTROVERSIAS INTERNAS. Esta es, sin duda, una campaña diferente a todas las anteriores. Un dato que contribuye a esa singularidad es la múltiple candidatura de la izquierda. La irrupción de Óscar de los Santos en el escenario político local quebró la polarización entre Antía y Pérez y ha obligado a ambos dirigentes a replantear estrategias. Hace dos semanas el comando electoral de Antía cambió repentinamente toda su campaña y reubicó sus arsenales, centrando la mira exclusivamente en De los Santos. Lo acusan de cualquier cosa: desde confabularse con el gobernador bonaerense Felipe Sola para perjudicar a Punta del Este, hasta querer que la empresa Aguas de la Costa siga cobrando tarifas abusivas a la gente. Y, por supuesto, le señalan permanentemente el apoyo económico que el empresario Juan Carlos López Mena está prestando a su campaña.
La clave para entender este ensañamiento oficialista hay que buscarla por el lado de la base electoral de De los Santos. Si Pérez tiene el apoyo de su grupo Cabildo 1813, del MPP, el Partido Socialista, la Vertiente Artiguista, el Partido Comunista, el 26 de Marzo y el PVP, ¿cómo es posible que casi todas las encuestas le sigan dando iguales o mayores chances a De los Santos, que sólo cuenta, además de la Alianza Progresista a la que pertenece, con la gente del ex diputado Enrique Pérez Morad, con una Asamblea Uruguay electoralmente diezmada y un puñado de pequeños grupos que no llegan al centenar de votos? Hasta hace poco existía el convencimiento entre gran parte de la izquierda local de que cuando el sublema de Pérez se pusiera a trabajar
a fondo, el despegue de éste en las encuestas (con respecta su rival de la interna) sería imparable. Sin embargo, a una semana de la finalización de la campaña, esto no ha sucedido. Una de las posibles respuestas a esta incógnita es que en el evidente trasiego de votos hacia ambos lados, De los Santos está captando los menos ideologizados y los que vienen de afuera del lema. Con esa lógica, tiene sentido que Antía deje de lado a Pérez para concentrarse en De los Santos.
Por otro lado, la visualización por parte de los medios de que la polarización se corría hacia el binomio Antía-De los Santos (impresión más subjetiva que real, ya que las encuestas dan solamente uno o dos puntos a De los Santos sobre Pérez) ha llevado a transformar al diputado pintor en uno de los ejes de la campaña. Esto no ha caído nada bien en el sublema de Pérez, y el propio candidato ha incorporado a su discurso, en forma permanente, las críticas a De los Santos por sus apoyos empresariales. No termina un acto sin señalar que él llega “con las manos libres”, y que ese sublema podría tener más dinero pero no lo tiene porque “no quiere tener compromisos”. Estas expresiones repetidas en cada acto y barriada han encrespado los ánimos en la interna. Del otro lado, a su vez, retrucan con los nombres de otros tantos apoyos a Pérez. La diferencia es que estas críticas se hacen en el boca a boca, porque la estrategia de De los Santos ha sido no contestar ni hacer ninguna referencia negativa hacia Pérez.
Del origen de este enfrentamiento nadie se hace responsable. Mientras para unos es una prueba de la honestidad y la falta de hipocresía de Pérez, que simplemente expresa lo que siente, del otro lado se dice que es una irresponsabilidad y señalan que para De los Santos el enemigo a combatir no está dentro sino que es Antía.
El clima interno es hostil, lo que vuelve cada paso conjunto tremendamente trabajoso. Curiosamente, el único ámbito donde se sigue trabajando en forma unitaria es la Junta Departamental. Ese hecho relativiza las consecuencias futuras del actual enfrentamiento y da una buena señal sobre la actitud de la fuerza cuando llega el momento de asumir responsabilidades institucionales.

LA VIDA TE DA SORPRESAS. Paradójicamente, la situación de empate técnico entre blancos y encuentristas y la tirantez entre Pérez y De los Santos colocan al tercer candidato, Ricardo Alcorta, como un actor fundamental en el escenario político. A esta altura, dentro y fuera del EP-FA está imponiéndose la convicción de que los votos que consiga Alcorta, fuertemente cuestionado en el pasado por su pasaje por la comuna durante la dictadura, pueden decidir la victoria del progresismo. Su buena relación con los otros dos candidatos ha hecho además que interviniera como mediador más de una vez.
El papel de Alcorta se vuelve clave en la pelea por , esos indecisos que quitan el sueño a los responsables de campaña de todos los partidos. Hacia ellos, hacia esas cinco mil voluntades, estarán dirigidas todas las advertencias y promesas en los próximos siete días.