La reconstrucción


Fue una noche inolvidable. Mientras la televisión mostraba los triunfos de la izquierda en Montevideo y Canelones, y de a uno iba anunciando los de Salto, Paysandú, Rocha, Florida y Treinta y Tres, en Maldonado la gente se comía las uñas, en sus casas y en los locales partidarios, esperando que la balanza se inclinara claramente hacia su lado.

Ya lo habían advertido las encuestadoras: el final sería de bandera verde. Y aunque cerca de la medianoche los datos que se fueron conociendo le dieron a la izquierda una certeza suficiente para anunciar su victoria y salir a festejar, fue recién al otro día cuando los medios nacionales –y el propio candidato blanco Enrique Antía– reconocieron que el intendente electo era el encuentrista Óscar de los Santos. Las empresas de sondeo de opinión pública habían acertado una vez más: en casi 100 mil votos, el EP-FA sacó apenas 1.700 de ventaja al Partido Nacional (PN). El Partido Colorado, que no llegó al 3 por ciento, quedó fuera de la Junta Departamental y del sistema político departamental. A pesar del despliegue publicitario inédito del oficialismo (en un departamento que en cuestión de campañas electorales creía haberlo visto todo), y de un crecimiento de los blancos que rompió toda previsión, la izquierda ganó. Ahora sí, el cambio tan pregonado había llegado a Maldonado.

TODO CAMBIA. Que un trabajador de la construcción, hijo de un obrero del pórtland y de una empleada doméstica, suplante a un ingeniero agrónomo de patricia dinastía, es algo más que un dato simpático. Es una de las señales que muestran que el cambio de gobierno esta vez no es un simple trueque de nombres sino una modificación en la base social del equipo que tomará a su cargo la administración. ¿Quiénes son los hombres de mayor confianza de De los Santos, su círculo más estrecho? Un comerciante, un empleado municipal, un artesano de la zona oeste, un par de trabajadores de la construcción y una abogada de oficio. Y saliendo del entorno más íntimo, los dirigentes políticos de todo el EP-FA local no son demasiado diferentes. Muchos profesionales de clase media, pequeños comerciantes, empleados, funcionarios públicos. Es evidente que la visión que este equipo de gobierno va a tener de la sociedad maldonadense, de sus problemas y de las posibles soluciones, va necesariamente a diferir de la del gobierno saliente que está integrado por grandes constructores, arquitectos dueños de estudios importantes, intermediarios y empresarios poderosos. Y los primeros que lo saben son los propios desalojados del poder, que entienden mejor que nadie la magnitud del cambio y ya están reorganizando sus fuerzas con la vista puesta en 2010.
La experiencia de la aparentemente inextinguible fortaleza electoral de la Intendencia de Montevideo está en la mente de todos, por lo que no es prudente esperar una oposición contemplativa por parte del PN en la Junta Departamental. Los cinco años que vienen serán de lucha política sin cuartel, porque lo que se ha perdido es algo más que un puñado de direcciones municipales o los recursos que mantenían al partido. Se ha perdido el gobierno de un departamento donde hay 10 mil millones de dólares invertidos y una entrada permanente de capitales. Es decir, de un excelente lugar para hacer negocios.

PRIMEROS PASOS. De los Santos no ha perdido tiempo desde que se confirmó su triunfo. Visitó al intendente Luis Eduardo Pereira (quien quedó en lugar del renunciante Antía) para solicitarle que no se hagan grandes gastos ni se de trámite a nuevas excepciones sin consultarlo. Conversó con él sobre las condiciones del traspaso del poder y de la transición en general. En todo, según informó el intendente electo, encontró “una muy buena disposición”.
También anunció, en cadena televisiva local, una batería de medidas para los primeros cien días: una auditoría externa; la integración de las juntas locales y la creación de otras en Punta del Este y Maldonado; la convocatoria a los actores privados para formar un “Consejo Departamental de Turismo” que coordine estrategias en la preparación de la próxima temporada; y finalmente el ofrecimiento a los ministerios correspondientes de la infraestructura municipal y los recursos humanos necesarios para poner en práctica el Plan de Emergencia Social.
Visitó la Mesa Política del FA, tuvo largas reuniones con los otros dos candidatos de la izquierda, y anunció la conformación de una comisión de tres dirigentes que serán los encargados de realizar, en su nombre, las negociaciones para conformar el gabinete municipal. Uno de los integrantes de esta comisión es el ex diputado Enrique Pérez Morad, que también ocupa la primera suplencia en la fórmula ganadora. La segunda es la abogada Marie Claire Millán, electa edil departamental y persona de íntima confianza del intendente electo. El tercer nombre, aún sin definir, está reservado para un dirigente que provenga del sublema de Darío Pérez.

LA INTERNA. Más que la posibilidad luego confirmada de que la izquierda ganara las elecciones en este departamento, lo que llamó la atención en los medios nacionales fue la fuerza con la que surgió la candidatura de De los Santos. ¿Cómo hizo el ahora intendente electo para ganarle a Pérez, un oponente que no sólo era el indiscutible caudillo de masas de la izquierda, sino que además –como él mismo no se cansó de repetir en cada esquina–, tenía al 80 por ciento del FA de su lado? De los Santos no sólo se alzó con el 51 por ciento de los sufragios del lema, superando a los otros dos candidatos juntos, sino que le sacó ocho puntos de ventaja a Pérez, alrededor de 3.500 votos, mucho más de lo que auguraban las encuestas.
Las respuestas a estas interrogantes no son sencillas y seguramente hay unas cuantas, pero no hay que olvidar que este pintor de obras no es un recién llegado sino que ha tenido, a pesar de sus 43 años, una larga carrera política. Ha estado en cada una de las batallas populares que la izquierda llevó adelante desde el fin de la dictadura, primero como sindicalista (vicepresidente nacional del SUNCA a los 25 años), luego como dirigente comunista y finalmente al frente de la Alianza Progresista departamental. Su posicionamiento como figura alternativa a Pérez tiene ya varios años, y estaba claro que su crecimiento constante haría que en algún momento se diera este enfrentamiento.
Y cuando llegó ese momento, Pérez realizó quizá su peor campaña electoral en años. Su estrategia de incorporar como componente permanente de sus discursos las críticas hacia De los Santos, llevaron desconcierto a muchos de sus potenciales votantes y mantuvieron en permanente tensión la campaña electoral. Es que luego de 35 años de insistir con la unidad en la izquierda como herramienta imprescindible para los cambios, un discurso que tienda a la confrontación interna se puede convertir en un bumerán para su portador. La frutilla de la torta fue el acto final del sublema Cambiemos con Darío, el miércoles 4, cuando frente a miles de personas y con la fm de mayor audiencia trasmitiendo en vivo, Pérez tildó a De los Santos de “candidato de Buquebus” y pidió el voto específicamente para su sublema ya que –aseguró– él era el único postulante que tenía las manos limpias. No era la primera vez que decía esto, pero nunca ante tanta gente. Al otro día, algunas radios repitieron esa parte del discurso –el resto de su mensaje, que había sido muy importante por la cantidad de propuestas presentadas, fue prácticamente ignorado– y varios medios se hicieron una fiesta. Fue, en definitiva, una jugada desesperada de última hora que salió mal. Se convirtió en un hecho político de enorme repercusión negativa, generando desconcierto en gran parte de la militancia frenteamplista –y entre los propios dirigentes que lo acompañaban–, cuando lo que se necesitaba era un ánimo triunfal.
No resulta absurdo concluir que toda esta situación, tanto la estrategia como el incidente en el acto final, contribuyó a consolidar el vuelco hacia De los Santos de ese electorado fluctuante que tradicionalmente ha buscado al candidato con mayor “espíritu frenteamplista” dentro de la coalición. Quizás eso no alcance a explicar en su totalidad una diferencia tan importante, pero nadie duda de que fue un factor principalísimo que pesó en la decisión final de muchos votantes.

EL FUTURO. En estos días, De los Santos está comenzando las negociaciones para la conformación de su gabinete. No la tiene fácil: la derrota infligida al sublema de Pérez ha abierto una profunda crisis en varios de los grupos que lo integraban, complicándole las gestiones.
Y es que la batalla ha dejado heridos. En una reunión de evaluación que tuvieron los sectores que apoyaron a Pérez, surgió la propuesta de mantenerse juntos como bloque, para negociar con más fuerza frente al intendente. Aunque cada delegado quedó en discutir esto en su sector, BRECHA pudo saber que no habría apoyos a esta idea más que en el propio Cabildo, en la 1001, en el 26 de Marzo y en el PVP. Ni la Vertiente Artiguista, ni el MPP ni la mayoría del PS están entusiasmados con la propuesta. En principio, lo que se impone entre estos tres grupos es el apoyo sin condiciones al gobierno municipal frenteamplista, y sobre todo terminar con el clima de confrontación electoral para dedicarse a la tarea que la izquierda espera desde hace años: gobernar el departamento. Pero no todos piensan igual, y las primeras señales desde algunos de los sectores que fueron derrotados en la interna no son nada auspiciosas. De los Santos deberá utilizar toda su paciencia y habilidad para zurcir una colcha de retazos que ha quedado muy deshilachada después de una dura campaña. No hay otro remedio. Lo que está en juego ya no es el posicionamiento en la interna sino las preocupaciones y los sueños concretos de 150 mil ciudadanos. Ahora, hay que gobernar.