La magnitud del desastre


Las costas de Maldonado fueron una de las zonas más afectadas por la tormenta. Miles de árboles caídos, playas dañadas y viviendas derruidas comprometen la temporada turística que se avecina. Y la reconstrucción, además de muy costosa, implica alterar radicalmente el plan de gobierno municipal para la zona.

A diez días del desastre natural más importante que recuerda Maldonado, este departamento afronta una crisis de proporciones inéditas. El balance incluye cinco muertos, decenas de evacuados, daños en cientos de viviendas, caos en la red eléctrica, pérdidas irrecuperables en el Arboretum Lussich, miles de árboles caídos y destrozos en las playas de Punta del Este. El monto total de los daños, tanto en bienes públicos como privados, se estima en torno a los 40 millones de dólares, 18 de los cuales, según evaluaciones primarias, deberá desembolsar sólo la Intendencia Municipal de Maldonado (IMM).
Mil doscientos hombres continuaban trabajando al cierre de esta edición en la primera etapa fijada por el Comité de Emergencia: solucionar los problemas más graves en cuanto a la seguridad pública (columnas y cables caídos electrificados y despeje de vías de tránsito). La mitad de estos hombres pertenecen a la Intendencia, y el resto al Ejército, UTE, Bomberos y Prefectura. Pero todo parece indicar que la reconstrucción de la red eléctrica y la limpieza llevará al menos tres meses de trabajo.
LOS DAÑOS. Al día siguiente de la tormenta los barrios más verdes de Punta del Este mostraban un paisaje inédito: casi todas las manzanas contaban con alguna casa dañada por la caída de los árboles y la mayoría de las calles estaban bloqueadas. Pero fue Piriápolis la ciudad más castigada en el departamento. Se levantó el pavimento de casi toda su rambla y rumbo hacia Punta Fría hubo una ruptura muy importante en el muro de contención, en la vereda, y un descalce de la calle. El 70 por ciento de las casas del barrio San Francisco sufrieron roturas de importancia.
De los 38 mil abonados sin luz del miércoles 24, aún unos 7 mil permanecían ayer sin servicio. UTE calcula que hay afectados en el departamento unos 380 mil metros de líneas de baja tensión, y unos 40 mil metros de líneas de alta tensión: aproximadamente un 40 por ciento del total existente. Y algo similar sucedía con el agua potable y el teléfono en el departamento. En Punta del Este (en donde muchos viejos caños de fibrocemento fueron rotos por las raíces de los árboles que cayeron) Uragua y el municipio tuvieron que realizar un trabajo muy minucioso para detectar las inumerables pérdidas que tenía la red de agua.
El “monte urbano” de pinos de Punta del Este y Piriápolis fue muy castigado aunque esto, según algunos técnicos, era previsible ya que nunca se hizo un trabajo sistemático de sacar los más viejos y peligrosos. De todas formas se calcula que se perdieron unos 10 mil árboles, entre los que cayeron durante la tormenta y los que habrá que tirar porque quedaron en posiciones de riesgo.
Pero uno de los temas que preocupan más es el concerniente a las playas de Punta del Este, por su importancia ecológica y económica. En la costa de la Mansa hay partes en las que desaparecieron entre 80 centímetros y un metro y medio de arena. Debido al viento cientos de miles de metros cúbicos de arena fueron a parar a un banco submarino a pocos metros de la rompiente, a la rambla y sus canteros, y a los coquetos jardines de los edificios y chalés cercanos.
Rafael Meilán, director general de Obras de la IMM, explicó a BRECHA que hay que tratar de recuperar la mayor cantidad de arena posible y restituirla a su lugar original, debido a que “no se puede llevar de otro lugar, ya que si la arena no es de esa playa, ésta no la retiene por cuestiones de granulometría”.
La economía del departamento depende del turismo, y si el deterioro de cinco quilómetros de las playas más populares de Punta del Este hace fracasar la temporada, las consecuencias económicas y sociales pueden llegar a ser desastrosas.
LA RECONSTRUCCIÓN. El intendente Óscar de los Santos señaló a BRECHA que existirían tres diferentes niveles de daño: “Hay una afectación del principal producto que tenemos, la franja costera, lo que va a ser un desvelo de aquí a enero. Después, desde el punto de vista municipal hay un segundo escalón, que es el de recuperar la obra vial y el alumbrado público, y un tercero que son los daños a las viviendas privadas. El municipio tiene que subsidiar aquellos sectores de bajos recursos. Pero lo primero es solucionar la situación de inseguridad que todavía se vive en las calles. Hubo más accidentes en las 48 horas siguientes que en la propia noche de la tormenta”.
La crisis llega apenas a un mes y medio de que asumiera la nueva administración de izquierda, la que ya de por sí había encontrado un complicado panorama financiero. La estrategia del nuevo gobierno de sanear la administración en los primeros dos años, para comenzar a hacer obras y aplicar su programa en el resto del período, está fuertemente comprometida. Así lo explicó De los Santos: “Habíamos logrado comenzar con importantes ahorros, que en términos reales significaban la posibilidad de un aumento en un 30 por ciento de la inversión en obras directas municipales. Y una política de recuperación de activos, con la que íbamos a enjugar la mitad del déficit, unos 14 o 15 millones de dólares. Esa era la apuesta. Pero este escenario fue absolutamente modificado. Hoy hemos bajado unos cuantos escalones y tenemos que plantearnos simplemente recuperar lo que había, y ya no pensar en obra nueva”.
Ahora el municipio, que ya se había endeudado para afrontar el déficit, necesita más fondos para la reconstrucción y por ello envió a la Junta Departamental un paquete de medidas muy duras que fue rechazado por lo oposición blanca. Tanto el ex intendente Enrique Antía como el diputado Casaretto pusieron en duda la cifra global de los daños que tendrá que asumir la Intendencia y criticaron las medidas fiscales como “un impuestazo a la población”.
LAS MEDIDAS. La Intendencia anunció el cobro por única vez de una tasa sobre la contribución inmobiliaria a aquellas viviendas que paguen más de 3 mil pesos, la reducción en los descuentos de algunos impuestos, la eliminación de todas las exoneraciones tributarias –en particular a la contribución inmobiliaria de hoteles– salvo aquellas consideradas como “de interés social” y el aumento de algunos otros impuestos a propiedades de lujo.
Las primeras reacciones públicas de los empresarios han sido moderadas y mucho más comprensivas que las de la oposición blanca, aunque la situación podría cambiar luego de que se reúnan las diferentes gremiales empresariales para tratar el tema. La vía fiscal permitiría reunir unos 5 millones de dólares, monto insuficiente para hacer frente a las necesidades actuales, y el anuncio del prosecretario de la Presidencia Jorge Vázquez de que no se ampliarían las partidas previstas para las comunas creó desazón en el gobierno municipal.
“El problema es que estamos obligados a realizar en muy poco tiempo una serie de obras con recursos que no tenemos”, explicó De los Santos.
Todas las miradas están puestas en el gobierno nacional. Pero por ahora, más allá de las visitas de algunos ministros como Víctor Rossi, Héctor Lescano y José Díaz, y de una discusión sobre el tema durante la última reunión del gabinete ministerial, las señales brillan por su ausencia. Sin embargo, De los Santos es optimista y cree que el gobierno nacional está sensibilizado con lo que ocurre en Maldonado. Pero advierte una falta de conciencia del sistema político y de la sociedad uruguaya en general acerca de la magnitud de la situación que se vive en su departamento. “Cuando Maldonado reclama esto no lo hace en una forma egoísta. Es una estrategia nacional, defender el turismo acá significa que los granjeros de Canelones puedan vender sus productos de granja, los de Salto sus naranjas, los productores la mejor carne, que la producción nacional se pueda vender. Nuestro grito de alerta también es por Uruguay, del cual Maldonado es parte”, dijo.