La hora de la reconstrucción


La tormenta de fines de agosto dañó importantes zonas de esta reserva botánica, llegando incluso a modificar sus condiciones microclimáticas. La preservación del reservorio y la introducción de algunos cambios exigen mucho trabajo de investigación, y fondos.
EL PANORAMA DEL Arboretum de Lussich, séptima u octava reserva forestal del mundo (según la fuente a la que se acuda), es desolador. En este reservorio botánico, donde conviven unas quinientas especies de árboles de los lugares más disímiles del mundo (sólo ochenta son autóctonas) la tormenta del 23 de agosto hizo estragos.
Los vientos, que superaron los 180 quilómetros por hora, arrancaron valiosos ejemplares y arruinaron sectores enteros, y los escasos senderos están bloqueados por decenas de árboles caídos. ¿Cuál es la situación exacta del Arboretum? Todavía no se sabe con exactitud. Gran parte del parque de 193 hectáreas aún es infranqueable y hay que hacer un trabajo de hormiga para poder explorar. Los obreros han ido abriendo los caminos trasladándose a pie con la motosierra al hombro, ya que las máquinas aún no pueden entrar en la mayoría de los lugares.
Pero los claros que hoy abundan en todo el lugar han producido una situación nueva: en el Arboretum se siente ahora la brisa con olor a sal proviniente del mar, algo que no ocurría hace 80 años. Ya no existe gran parte de la barrera protectora que el escritor y marino Antonio Lussich plantó (acacias trinervis, tras de ellas los pinos marítimos y en tercera fila los eucaliptos) para proteger el parque del agua salada que los vientos llevan constantemente desde la costa. Y la caída de tantos árboles convirtió muchas zonas sombrías en soleadas. Cambios todos ellos que generaron una alteración de las condiciones microclimáticas, que puede terminar produciendo modificaciones en el propio bosque.

PRIORIDADES. “Cuando no tenes una estructura vial que te permita comodidad, el trabajo se enlentece y se hace más peligroso”, señaló a BRECHA la ingeniera forestal Selva Rubbo. “Hay que sacar de las que están en la pendiente, la madera que está dentro del bosque, las copas de los árboles caídos. El tema ahora es la cantidad y el volumen de la madera, ramas y hojas desparramadas por todos lados. ” Las mayor preocupación de Rubbo es la posibilidad de que se produzca un incendio. “El follaje inmenso que está en el suelo, que ahora es verde, va a ser un material combustible de un volumen incalculable para el verano. Si antes había riesgo alto de incendio, ahora se ha cuadruplicado. Necesitamos una chipeadora. Tenemos que sacar primero la madera grande y después el follaje. Hay que hacerlo despacio pero sin parar.”
El martes 6 las opciones a explorar fueron discutidas durante una jornada interdisciplinaria, en la que participaron la Facultad de Agronomía, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y el de Medio Ambiente, la Intendencia de Maldonado y algunos paisajistas. “Hay que aprovechar el momento para reestudiar algunas cosas. Por ejemplo la caminería, que prácticamente es inexistente. Lussich no previo una caminería normal para el manejo de un bosque, lo que hoy es una dificultad adicional para enfrentar los problemas con que nos encontramos. También se pensó hacer acceso cómodos y concretar un objetivo inconcluso y fundamental: el Banco de Germoplasma “, señaló Rubbo.
Los científicos creen que esta tragedia ofrece una oportunidad única de estudio. Esta reserva forestal tiene la peculiaridad de que se ha creado en condiciones límite de clima y suelo. En cualquier parte del mundo, cuando se hacen arboretos o colecciones botánicas, se buscan las condiciones óptimas. Pero Lussich creó su obra en medio de condiciones extremas, todas negativas. Eso hace el lugar, de por sí, interesante para la comunidad científica. Desde siempre el Arboretum de Lussich ha sido clave para la Facultad de Agronomía, y los estudiantes que aspiran al título de ingeniero forestal frecuentemente realizan aquí sus tesis finales. Pero ahora se vive una circunstancia única, las posibilidades de observación y recolección de datos son completamente nuevas. Para Rubbo hay un gran potencial de investigación: “En los lugares de origen no tenemos registro de cómo se comportan estos ejemplares ante un desastre de este tipo. Podríamos entonces dejar algunos que tengan posibilidades de recuperarse como testigos para ver cómo se comportan. Además Lussich hizo una cosa increíble, creó un bosque sobre roca pelada, que hoy podemos observar. También está el estudio desde el punto de vista genético, vamos a intentar tener los suelos limpios para conseguir la regeneración natural. Es necesario determinar cómo se comportan esas semillas, qué porcentaje de germinación tienen cuando les da el sol y el aire. Tema que genera un problema adicional: el control del sotobosque.” La germinación de semillas valiosas por regeneración natural está en riesgo si no se le saca la competencia. Esas plantas son exóticas y pueden ser dominadas. Ahí hay también un trabajo muy meticuloso: parte de la regeneración natural quedará en el lugar, y otra habrá que llevarla a un vivero para mantenerla como reserva. Hay que ver cómo se comporta en el nuevo microclima. Hay que investigar el comportamiento del suelo, de la flora, y de la nueva insolación que vamos a tener. No sabemos cómo se va a comportar el sotobosque, aunque creemos que ¡o más probable es que se haga invasor otra vez. La idea es reforestar con la regeneración natural que emergerá al tener condiciones nuevas de luz y espacio. Pero se tiene que hacer un trabajo sutil, con gente especializada observando y protegiendo lo que tiene valor”.
El próximo martes el equipo interdisciplinario se reunirá nuevamente. La multicolor integración del grupo hace que se discuta desde cómo se piensa curar ejemplares heridos, hasta la forma en que se pueden lograr fondos para solventar la reconstrucción de la reserva. Rubbo confía en la solidaridad que el Arboretum Antonio Lussich puede despertar en la comunidad botánica internacional.
* Una chipeadora es una máquina que tritura ramas y hojas y la convierte en material orgánico, que luego sirve de abono. La que existe en el parque es vieja, lenta y no aguanta más de 15 minutos de trabajo continuo.
** Vegetación de los estratos inferiores (no arbóreos) de un bosque, que incluye la vegetación arbustiva, herbácea, etcétera.