La crisis de los partidos tradicionales vitaliza el mercado local


A la zafra de las imprentas para las confección de listas, volantes y afiches, se suma la de los pintores de muros que no dan abasto. Las radios y los canales de televisión suben el precio del segundo publicitario y se ven en problemas para emitir todo el material contratado. El mercado inmobiliario pasa por una situación de fuerte demanda que apenas puede satisfacer: un paseo por el centro de la ciudad de Maldonado muestra decenas de locales, vacíos hasta hace dos meses, ocupados y pintados con colores partidarios de todo el espectro pictórico y partidario. En la zona del centro, hay uno, dos y hasta tres clubes políticos por cuadra. La propietaria de una inmobiliaria de Maldonado informó a BRECHA que los precios se han triplicado, aunque explicó que eso obedece no solamente a la nueva demanda sino también al corto período por el cual fueron alquilados la gran mayoría de los locales, apenas uno o dos meses.  De todas maneras, confía en que varios extenderán los contratos hasta octubre.

Los precios de los muros oscilan entre los $ 2.000 y los $ 5.000, pero se ha llegado a pagar hasta 15 mil por alguno muy bien ubicado. Los que tienen muros muy grandes los dividen y alquilan el espacio a diferentes listas de diferentes partidos, a un promedio de $ 300 el metro cuadrado.

OFERTAS DE TRABAJO. Las nuevas oportunidades laborales son producto de la crisis de participación que sobretodo afecta a los partidos tradicionales. Por eso los políticos se han visto obligados a apelar a una serie de incentivos que si bien no son nuevos, este año se han vuelto imprescindibles para varios postulantes. El doblado de listas y el ensobrado generalmente lo hacen militantes voluntarios, adentro del club, sentados y con una estufa cerca. Pero otra cosa es el reparto de listas en la calle, una nueva categoría laboral cuya tarifa se regula según la edad y presencia física. Las mejor remuneradas son las jóvenes de muy buena presencia, estilo promotoras, a las cuales les dan buzos y gorritos con los logos partidarios para pararse en las principales arterias de la ciudad. Les pagan entre 150 y 200 pesos diarios. Para el resto de los repartidores, los precios están entre 100 y 150 pesos, pero tienen que cumplir ocho horas. Lo cierto es que hay familias cuya única entrada es la producida por esta tarea.

En segundo lugar está la asistencia a los actos. Este año los mitines realizados en Maldonado han tenido un descenso histórico en el número de concurrentes. Esto también se resuelve aprovechando la superabundancia de mano de obra barata. Por asistir con una bandera partidaria se paga hasta 200 pesos, con la exigencia de hacerlas flamear y aplaudir, y gritar vivas de vez en cuando al candidato. Sin bandera, los precios caen sensiblemente.

Pero hay otras maneras de acercar gente y demostrar que se hace política en olor de multitud. Las que han tenido más éxito son las actividades realizadas en las sociedades criollas. En una de las primeras, a mediados de marzo en Los Coronillas con la presencia de Larrañaga, hubo un gran asado con cuero. Fueron, según algunos periodistas, entre 1.500 y 2.000 personas. El mismo día se realizaba otro acto, frenteamplista, al cual faltó gente y hasta algún dirigente, que prefirieron disfrutar de una tarde con toda la familia en el campo con buena comida y bebida, proporcionada gratuitamente por los adversarios.

Otra actividad exitosa fue la que organizaron los colorados en la Sociedad Criolla El Ceibo cuando Sanguinetti visitó el departamento. En este caso, los dirigentes barriales ya le habían dicho a la gente que llevara recipientes para llevarse a casa lo que sobrara. La concurrencia también fue muy importante, se calcula que sobrepasó las 2.000 personas. Un testigo, que fue a los dos actos, relató a BRECHA que vio a varios asistentes que también habían estado en el acto de Larrañaga.

MUNICIPALES. Pero no todo el mundo puede costear unas cuantas vaquillonas ni tiene miles de pesos para pagar el reparto de listas. Hay otras maneras de alentar la participación que también se utilizan desde hace tiempo, como las tradicionales entregas de bloques, chapas, bolsas de Pórtland, y materiales en general. En este sentido, el despliegue que hacen algunos candidatos que a la vez son jerarcas municipales ya despertó la desconfianza no solamente de la oposición y del gremio, sino de otros candidatos del mismo Partido Nacional. Cristian Estela, edil y número dos de una de las listas más fuertes de la interna nacionalista, encabezada por el Presidente de la Junta Departamental, se preguntó por radio cómo hacían algunos directores de la intendencia para llevar adelante esas campañas tan costosas. El edil, quien se autodefinió públicamente como “el alcahuete número uno de Antía”, señaló en Radio Gente que aunque considera a estos contrincantes “buenos muchachos y buenos blancos”, van a tener que explicar a la ciudadanía como “han comprado lanchas y  multiplicado su patrimonio por cinco, con dos o tres divorcios y ganando 29 mil pesos”. Por ahora, el que va a tener que responder es el Subdirector de Obras municipal Sergio Servetto (que encabeza otra lista blanca) que está siendo objeto de una investigación administrativa por el desvío de materiales de la repartición que dirige.

Una cantera siempre eficaz de militantes es el funcionariado municipal. La Intendencia tiene tres mil funcionarios, aproximadamente uno cada 44 habitantes, la relación más baja de todo el país (si Montevideo mantuviera esa proporción, tendría más de 30 mil funcionarios municipales). De ellos, aproximadamente el 60% son contratados, no presupuestados, por lo que la amenaza de no renovar el contrato puede ser un aliciente muy efectivo para asistir a un club político. Dado que en la Intendencia de Maldonado no se realizan concursos y la única vía de ingreso es a través de la recomendación de un político, la situación se les hace todavía más sencilla a los dirigentes blancos: parece hasta lógico que quien entró por favores políticos cumpla después con su parte. Pero no siempre la gente es bien agradecida. Hace exactamente 5 años, durante las anteriores internas, el gremio municipal denunció que la intendencia estaba realizando contratos por apenas un mes, y que en los locales blancos, se hacía diariamente un control de registro de asistencia: a los que no iban los amenazaban con rescindir el contrato. Este año el sistema ha cambiado y ya no hay contratos mensuales, pero Néstor Rega, Presidente de Adeom Maldonado, señaló a BRECHA que se sigue pasando lista en los locales partidarios y continúan la fortísimas presiones sobre los funcionarios para que asistan a los actos y realicen tareas como pintadas de muros, etc. También hay casos de gente ha ido a la Intendencia a que le solucionen determinados problemas, y en el mostrador le han sugerido que vaya por el club y allí hable con determinado jerarca, diciéndole que sería más rápido y efectivo que hacer el trámite normal.

A pesar de todo este despliegue y del discurso triunfalista, fuera de micrófonos más de un dirigente nacionalista ha mostrado su preocupación por la campaña, no por las cuestiones éticas sino por su efectividad real. Un buen ejemplo de lo frágil que puede ser la adhesión que llega a través del clientelismo es el caso del barrio Cerro Pelado, creado por la administración de Burgueño. A pesar de que las viviendas, modestas pero dignas, fueron construidas por la Intendencia y adjudicadas con criterios partidarios, es un baluarte frenteamplista donde los partidos tradicionales prácticamente no pueden entrar.