La izquierda voló muy alto


La victoria del EP-FA en Maldonado no fue una sorpresa. Pero aun cuando las escasas y poco confiables encuestas locales preveían su triunfo, ni los más optimistas esperaban la más alta votación que un partido político ha tenido en la historia del departamento.
Los 46 mil votos del EP-FA en Maldonado rozaron la mayoría absoluta (48 por ciento) y confirmaron a este departamento como el segundo bastión de la izquierda en el Interior. Igual que el 27 de junio último, sólo en Canelones la izquierda tuvo un índice mayor de votación. Para la historia local también fue un hito. Ningún partido político hasta ahora había alcanzado jamás una cantidad tal de sufragios. Cosas del destino, el efecto rastrillo esta vez se volvió contra quienes durante tanto tiempo usufructuaron de él. Los 13 candidatos de la izquierda resultaron imbatibles para los tres blancos y los cuatro colorados. El blanco Federico Casaretto fue el candidato más votado individualmente, y prácticamente dobló a Darío Pérez, el mejor posicionado en el EP-FA. Pero no alcanzó. Esta vez se invirtieron los roles, y el rastrillo funcionó hacia el otro lado.

Aun así, el Partido Nacional obtuvo una buena votación, ya que llegó al 37 por ciento, lo que le permitió obtener dos diputados además de la banca que consiguió el actual intendente Enrique Antía en la Cámara alta. El gran perdedor fue también aquí el Partido Colorado, que si no queda sin representación por Maldonado con su escaso 9 por ciento es porque la debacle general hace que los votos en el departamento le aseguren una banca por restos. Ésta será ocupada por el forista Germán Cardoso, un protegido de Wilson Sanabria, otro colorado que quedará fuera del Parlamento después de 15 años de actividad.

El aumento de la representación parlamentaria -serán cinco diputados más un senador- hará que Maldonado tenga en la próxima legislatura la bancada más numerosa de su historia.

Las posiciones en las internas no variaron significativamente, aunque es interesante observar cómo se siguen consolidando los fenómenos de localismo que desde hace años marcan en forma peculiar la vida política departamental.

En el EP-FA nuevamente la lucha principal se dio entre sus dos principales caudillos, que se llevaron en forma conjunta la mitad de los votos del lema. La contienda fue saldada a favor del reelecto diputado Darío Pérez (Cabildo), que con un 25,7 por ciento triunfó una vez más sobre el edil Óscar de los Santos (Alianza Progresista), que llegó al 23,3 por ciento. De todas maneras el segundo lugar de De los Santos le aseguró una banca en la Cámara de Representantes, lo que augura que la batalla que libran ambos dirigentes por la supremacía en la interna (contienda cuyo premio mayor es la Intendencia), tendrá un nuevo campo de acción en la actividad parlamentaria.

En tercer lugar y a considerable distancia llegó el candidato del Espacio 609, el presidente de la Junta Autónoma de San Carlos, Carlos Núñez, que obtuvo el 15,6 por ciento de los votos encuentristas.

Quedó así develada la gran incógnita de las elecciones, el efecto que tendría el arrastre electoral del senador José Mujica sobre el peculiar equilibrio local de la interna. En realidad, una vez que se descuentan los votos inamovibles de Pérez y de De los Santos, se observa que la lista 609 alcanza en el resto de los sufragios los mismos índices que consigue a nivel nacional.

Ricardo Alcorta, el candidato nuevoespacista que recalentó la campaña -y a sus compañeros- con declaraciones de simpatía por los intendentes militares con los que trabajó durante la dictadura, votó por debajo de las expectativas creadas. En la última semana, una encuesta que manejaban los responsables de la campaña del blanco Casaretto mostraba a Alcorta en el tercer lugar y subiendo. Esto les hizo cambiar de estrategia sobre la marcha y redirigir sus ataques hacia su ex correligionario. Los blancos temen al nuevoespacista porque consideran que, a diferencia del resto de los candidatos de la izquierda, obtiene sus votos casi exclusivamente de filas blancas y coloradas. Sin embargo, Alcorta llegó a la meta cuarto en la interna encuentrista, con un 12,5 por ciento, exactamente lo mismo que consiguió en las elecciones del 27 de junio último. Un piso nada despreciable.

Lo cierto es que la mayoría de los votantes de la izquierda en Maldonado sufragan de abajo hacia arriba; no miran al titular del Senado sino al candidato local a la Cámara de diputados. Una situación que también se repite en el Partido Nacional, donde los votos a la lista 22 de Gallinal, encabezada por un candidato apoyado por Antía, fueron más del doble que los que consiguió la lista de Alianza Nacional, la 2004, del propio Jorge Larrañaga. De esa manera Antía consiguió para su sector los dos diputados blancos en juego. El intendente zanjó así por segunda vez en cuatro meses la batalla interna y volvió a reafirmar su liderazgo partidario. Esta vez las heridas fueron más profundas por cuanto los dirigentes que se habían separado y armado una lista aparte provenían de su círculo más estrecho. De todas maneras, el 25 por ciento conseguido por los rebeldes en la interna es una buena base para impulsar a la Intendencia a su candidato José Luis Real, secretario general de la comuna. Real se encuentra en una especie de limbo: no se sabe si está de licencia o ya fue despedido por Antía. Su foto aún está en el sitio web de la Intendencia, pero en su oficina no saben nada de él.

No hay mucho tiempo para dormirse en los laureles o lamerse las heridas. Las elecciones municipales ya están a la vuelta de la esquina -seis meses no son nada- y hay que comenzar de nuevo, porque mientras para unos está en juego la conservación de la última trinchera, para otros será el próximo bastión a conquistar.